Aquí estamos y aquí seguiremos

 

Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas.

En 1903 Rainer María Rilke escribía esa frase en una carta a un joven poeta, le recomendaba adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vidaSi preguntáramos a cada superviviente de Castalia por qué acude cada domingo al fútbol las respuestas irían desde la costumbre y la tradición a la necesidad de socializar… no sabrían que todos ellos se equivocan: Acuden a Castalia por necesidad.

Si cada uno de los tres mil socios del Castellón se adentrara en sí mismo y explora las profundidades de donde mana su vida allí encontraría al Club Deportivo Castellón, en la parte del cerebro que guarda las cosas importantes, las irracionales, las que no se cuestionan, las que no responden a razones sino que son esencia de uno mismo. Y allí encontrará la belleza de un gol en Ribarroja, recostado en una columna de un campo que se cae a trozos, allí quizá piense cuando era niño y recuerde las paradas de Racic en el viejo Castalia, los goles de Alcañiz en Primera o a Manolo Arana por la banda, levantando la tribuna, allí quizá piense que tiene sentido disfrutar del sol de una tarde de invierno rodeado de gente que no conoce pero que siente lo mismo que usted cuando Yagüe chuta a puerta y mete gol, y quizá piense en el futuro, en este domingo, en esta nueva reivindicación de identidad frente al equipo C de esos vecinos hinchados que pueblan sus gradas de gente racional que va a ver fútbol de primera y que no entiende qué hacemos nosotros todavía aquí, sin ver ni a Messi ni a Cristiano Ronaldo, sin aspiraciones de meternos en UEFA, aquí como unos perros, robados y apaleados, y con una herida en el costado que sangra cada día que pasa.

Aquí estamos, aquí seguiremos, y cada día seremos más, porque el nuevo Castellón, el de tercera, se sitúa ahí, en la esencia, en ese sentimiento irracional cada vez más compartido de despreciar argumentos, de despreciar la liga de las estrellas de otros, en ese profundo deseo de vivir, de recuperarse, de volver a estar sanos, de volver a ser lo que siempre fuimos… todas esas cosas se cuecen cada a domingo a fuego lento en este Castalia que cada vez es más fiesta con los pases de Canadell, con las galopadas de Carrillo y su coleta, con las jugadas de Rubén Suárez y con los goles de Pino.

Vamos a Castalia porque nadie nos dice lo que tenemos que hacer, porque Castalia es nuestra casa y el Castellón nuestro equipo.

El Castellón es fe, y contra la fe no valen razones.

Pam pam orellut.

Enrique Galindo, vocal y abogado de Sentimiento Albinegro